San Isidro Labrador, el patrón del 15M


Hoy es 15M, una fecha a la que, siempre lo pienso, no le pueden caber más onomásticas, por lo menos en mi cabeza.

Hoy es un día de fiesta en casi todos nuestros pueblos, hoy es San Isidro Labrador, patrón de quienes trabajan el campo, pero también el de la ciudad de Madrid, territorio a las antípodas de nuestro medio rural. ¡Paradojas! Cada 15 de mayo pienso en el hilo que este santo teje entre la producción de alimentos y quienes los devoran donde de campo tienen poco más que el parque de las Vistillas, y cómo, en definitiva, todos estamos bajo una misma protección.

Que San Isidro nos ampare a todos, que bien hemos comprobado en estos meses que el país entero depende del medio rural. Que nos ampare porque también hemos comprobado cómo algunos pretenden que confundamos la tierra con la ideología reaccionaria de quienes hipócritamente dicen defenderla.

Fotografía 15M

Llegada de la manifestación del 15M a la Plaza de Fuente Dorada en Valladolid (servidora al aparato).

Por defender nuestros derechos fue que hace 9 años, también en 15 de mayo, toda una generación nos echamos a la calle para reivindicar que no éramos mercancía en manos de políticos y banqueros. No habríamos imaginado aquel 15 de mayo de 2011, ni en sus días posteriores, que serían los patriotas que se envuelven en banderas, como dice la canción, confundiendo la patria con la sordidez de sus cavernas, quienes 9 años después de nuestro conato revolucionario, desafiando incluso una pandemia mundial (actitud propia de quien se cree por encima del resto, “de los restos”), se echarían a las calles, concretamente a las del Barrio de Salamanca, a protestar porque no pueden tolerar que esa mercancía que se reivindicaba el 15M esté gestionando parte del país. De su país. Ese país con cuya bandera se engalanan y con la que, a pesar de que hipotéticamente nos representa a todas, trazan una línea nada fina entre su clase social y la nuestra.

Nuestro 15M no asaltó los cielos, pero un poco de aquel 15M sí llegó a algún gobierno y eso les hace pupa; quien escribe, sin ir más lejos, ocupa dos asientos en dos salones de plenos. Nuestro 15M defendía un país para la gente, la «revolución» de los Cayetanos reivindica el país de los privilegios, de sus privilegios, de los privilegios de su clase, de la misma clase que se afana en repetir que ya no existe la lucha de clases. Querían convencernos de que ya no nos quedaban conquistas por las que luchar, pero en estos días se hace evidente que ellos sí tienen muy presente el estamento al que pertenecen.

Fotografía Revolución de los Cayetanos

Imagen de las protestas contra el gobierno en el barrio de Salamanca en Madrid.

Pareciera que el 15M fuera una fecha de reivindicación secular. Aquella mini revolución de mi último año de carrera acabó por convertirse en una lección que ha ido dilatándose en el tiempo, hasta hoy. Sin embargo, a pesar del cariño con que recuerdo esos días, huyo de mitificarlo porque, honestamente, no pudimos como quisimos poder, y prefiero brindar con los amigos que aquella plaza me dio por San Isidro Labrador, el patrón de muchos de nosotros, que cambiamos la ciudad por el pueblo y mudamos a una trinchera ubicada en el territorio que buena parte de este país había olvidado.

Aquella licenciatura en Filología Hispánica que terminé al calor del 15M no fue laboralmente muy halagüeña, pero me permite jugar al Trivial con cierta solvencia y recordar una cita celebre de algún ilustre escritor en cada momento relevante del tiempo que me ha tocado vivir. En el 15 de mayo de 2020 Antonio Machado diría:

“En España lo mejor es el pueblo. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva”.

Feliz San Isidro Labrador, trabajadores y amantes del campo.

fotografía de campo de Castilla

Campo de Castilla. San Pelayo. Valladolid.

 

 


Virginia Hernandez
isaeirene2015@gmail.com