
31 Ago Feliz año nuevo
Una se pone a escribir de nuevo en el blog que abandonó hace cuatro meses sin previo aviso y no sabe casi ni por dónde empezar: podría explicar la causa de esta ausencia para justificarme o pedir perdón, podría explicar el porqué de felicitar el año ahora que todavía es agosto, podría no hacer nada, o podría hacer otra declaración de intenciones que reorientase este abandonado blog.
El caso es que se fue pasando el tiempo, obligaciones que antes no tenía y vocaciones recién estrenadas han ido robándome el tiempo que yo solía necesitar para pensar y después escribir. Bueno, eso, y que no quise convertir esta página en el altavoz de las tremendas decepciones que he sufrido al llegar a la política; aunque se autodenomine nueva, la sombra de las ratas es alargada. Por cierto, quizás no lo sepas, pero ahora soy la alcaldesa de mi pueblo, un muy pequeño municipio de la provincia de Valladolid que se llama San Pelayo.
Por unas u otras razones el tiempo siguió y cuando he querido darme cuenta el nuevo año estaba empezando. Aunque no es lo oficial, sí es lo evidente: el año empieza en septiembre y no en enero. Es a partir de mañana cuando de verdad nos prometemos adelgazar, apuntarnos a inglés, aprender a cocinar y comer mejor, relativizar los asuntos del trabajo si lo tenemos, buscarlo mejor si no, salir menos, ¡beber menos!, y ahorrar. En septiembre el contador está a cero, empieza el cole y vuelven los programas y las series no tan malas a televisión. ¡Quién podría creer que puede inaugurarse un ciclo con resaca y sin dormir! Y reconozcámoslo, aunque no nos hayamos ido de vacaciones, todo a nuestro alrededor estaba parado.
El 1 de septiembre es el primer día del año, y como todo mortal, yo también tengo mis propósitos para este año que empieza, por eso estás leyendo de nuevo este blog. Hasta la próxima semana y feliz año nuevo.