
29 Abr Breves apuntes tras una noche electoral
En el artículo de este mes no voy a contaros cómo pasé el día, ni mi satisfacción o desazón con los resultados de las elecciones generales… Solo quiero trasladaros algunas reflexiones que en bata y zapatillas me hacía la noche del 28 mientras seguía el escrutinio en televisión.
No debemos olvidar que en menos de un mes tenemos elecciones municipales y autonómicas y, si bien las municipales tienen su particularidad que espero conserven y no se infecten de la ponzoña de Madrid, para las autonómicas algo de lo ocurrido podremos aprender.
Según avanzaba el escrutinio, lo primero que se me venía a la cabeza era cómo habían criticado y con qué agresividad, no solo desde algunos partidos políticos, sino también algunos periodistas teóricamente objetivos y profesionales, el CIS de Tezanos. Su vehemencia era tal que a los que poco o nada sabemos de estadística nos podían convencer fácilmente de la manipulación interesada que este señor ejercía sobre el Centro de Investigaciones Sociológicas. Pero Tezanos acertó. Lo que debe hacernos reflexionar desde dónde y hacia quién se pretendía ejercer esa hipotética manipulación.
Probablemente, quien más incisivo fue con esto de la manipulación del CIS fue el Partido Popular, que ha sido, precisamente, el de la caída más estrepitosa. Aunque muchos dirán que ya se sabía, a mí lo cierto es que me sorprendió la enorme pérdida. Y esto, en líneas generales, creo debe hacer reflexionar a cualquiera que se dedique a la política.
Porque tengo la sensación de que cuando los partidos definen su estrategia electoral hacia dentro y no hacia afuera, hacia la gente a la que pretenden representar, fracasan. Y esto es, a mi juicio, lo que le ha pasado al Partido Popular: ha prestado más atención a los partidos que supuestamente iban a quitarle los escaños, que a la amplia mayoría que les había llevado hasta ahora a gobernar; se han concentrado en parecerse a quienes iban a robarles los votos y se han olvidado de la calle. Al final, la gente enfadada de la calle que ya tenía pensado castigarlos se ha visto reafirmada, y aquellos que se sentían más identificados con su discurso de derecha liberal se han visto huérfanos.
No obstante, no olvidemos que el mirar para dentro del Partido Popular tiene como gran hito la elección de un secretario general elegido por las familias del partido y no por los militantes… Si es que… ¡hay que escuchar a las personas!
Y justo ese pecado de mirar dentro y no fuera es lo que ha llevado a Unidas Podemos a perder su único diputado en Valladolid, y a no sacar ni uno ni en las Castillas ni en Extremadura; o sea, en el grueso de la España vaciada.
Pero claro, es que, por ejemplo en Valladolid, habían impuesto un candidato de Madrid, mano derecha de Pablo Iglesias. Imagino que en sus despachos les parecía una idea brillante, pero es que a los provincianos, por muy provincianos que seamos, que vengan a imponernos a un señorito de Madrid como si nos tuvieran que tutelar o como si aquí no fuéramos lo suficientemente capaces, pues claro, no nos gusta. Y todo acto tiene sus consecuencias.
En esta tierra Unidas Podemos apenas ha hecho campaña en tres semanas, y claro, si miras más dentro del partido que a la gente que pretendes representar pues lo que siembras es que el quinto diputado por Valladolid se lo lleva VOX. Lo que se dice en mi pueblo: de esos polvos estos lodos.
¿Y qué pasó con VOX? Porque tras terminar el recuento mi sensación era que las previsiones que se habían hinchado eran las suyas y no salió nadie a montar un cisco similar al del CIS, Tezanos y el Partido Socialista. De nuevo toca reflexionar sobre cómo nos dirigen la opinión.
Por lo demás hay que esperar, por ejemplo, a saber cómo de débil o fuerte es ese cordón sanitario que Ciudadanos se empeñó en poner al Partido Socialista durante la campaña.
Y en general, mi impresión es que mediáticamente se dio demasiado bombo a la radicalidad, pero España prefirió la moderación. Y alguno lo va a lamentar.
Aunque la pregunta de cara a las autonómicas es: ¿van a rectificar?